viernes, 16 de diciembre de 2011

UNA HISTORIA SIN VERGÜENZA


Cuenta la historia, esa que es toda una antigüedad, que la cigüeña cansada de su arduo trabajo decidió descansar.
Se puso su enagüita nueva, tomó su paragüita y sin vergüenza salió a pasear. Todos se daban vuelta para verla.El pingüino desesperado detuvo a la gente en las calles, no se cansaba de gritar:
_¿ Qué haremos si ella deja de pasar?
Muy coqueta y tranquila la cigüeñita le dijo: - No te preocupes, mi descanso está por terminar... Fue así que sin vergüenza, con enagüita y paragüta volvió a trabajar.

Vanina Padín

miércoles, 7 de diciembre de 2011

ZENAIDA, LA LOMBRIZ


Un día de sol Zenaida la lombriz se despertó sin poder moverse, dura como una estatua, y del susto se puso a llorar. Vino el sapo y trató de ayudarla haciéndole masajes pero no hubo caso, Zenaida seguía llorando. Pasó el caracol y le caminó un rato por encima pero Zenaida seguía sin poder mover ni un pelo. Por ahí apareció el gorrión y le hizo caricias con las alas pero... tampoco. Entonces, el sapo, el caracol y el gorrión decidieron amasarla entre todos, como si fuera un choricito de plastilina.
Tanto risa le dio a Zeneida la amasada, que se olvidó de sus dolores y terminaron los cuatros tomando mates a la orilla del río.


Mi primera revista Jardín de genios

jueves, 1 de diciembre de 2011

UN CUENTO PARA PENSAR


Iba un niño con su papá en un tren. El recorrido duraría una hora. El padre se acomodaba en el asiento y abre una revista para distraerse. El niño lo interrumpe y le pregunta: ¿qué es eso papá?. El hombre se vuelve para ver qué es lo que le señalaba su hijo y contesta: es una granja, hijo.
Al comenzar la lectura, otra vez el niño le pregunta: ¿ ya vamos a llegar?. A lo que el hombre contesta que faltaba mucho. No bien había comenzado nuevamente a leer cuando otra vez pregunta y lo interrumpe. Y así siguieron las preguntas, hasta que el padre, ya desesperado, tratando de ver cómo distraer al niño,seda cuenta que en la revista aparece un mapa del mundo. Lo corta en pedacitos y se lo da al niño diciéndole que es un rompecabezas... y que lo arme. No bien ha comenzado a leer su revista de nuevo cuando el niño exclama: - ¡ya terminé! ... ¡Imposible! ¿ No lo puedo creer? ¿Cómo tan pronto? (dijo el padre). Pero ahí está... el mapa del mundo perfecto. Entonces le pregunta: - ¿Cómo pudiste armar el mundo tan rápido? Y el hijo le contesta: - Yo no me fijé en el mundo: atrás de la hoja está la figura de un hombre; compuse al hombre y el mundo quedó arreglado.

J. M. Márquez