domingo, 20 de noviembre de 2011

LUPERTIUS SE ENOJA LOS JUEVES -EMA WOLF-


El señor Lupertius vive en Banfield. Es un hombre tranquilo y de buen carácter, amble con sus vecinos.
Pero los días jueves se enoja muchísimo.
Cuando le preguntan por qué se enoja los jueves contesta siempre lo mismo:
-Porque el gato de mi prima Elvira tiene pesadillas.
-¿Y dónde vive si prima Elvira?
-En Don Torcuato.
La historia es ésta:
Todos los miércoles a la noche la prima del señor Lupertius mira la película de terror que dan por la tevé.
Su gato insiste en verla también, pero después tiene sueños espantosos. Se revuelve en la cama -duerme con ella- y no deja descansar.
Es por eso que Elvira saca el gato al patio.
El gato sin sueño se acerca a la jaula del canario y lo despierta con un maullido en la oreja, simplemente para perjudicarlo.
El canario se pega una espantada infalible y vuelca el comedero con alpiste.
El ruido despierta una vez más a la prima de Elvira, que se levanta con la chancleta en la mano pensando que son ladrones.
Como no enciende la luz, se lleva por delante el perchero y se golpea la frente. dice unas cuantas palabrotas y entonces sí, enciende la luz.
La luz de la habitación de Elvira le pega en los ojos al vecino del fondo, que acaba de acostarse porque es acomodador de cine.
El hombre aprovecha para ir a la cocina y comer un pedazo de mantecol a escondidas de su mujer.
El ruido de la heladera al abrirse y cerrarse despierta a su perro Fido, que se pone a ladrar de manera histérica.
Por supuesto, los ladridos de Fido despiertan a toda la cuadra.
Pero la única que reacciona mal es la dueña de la casa de altos.
La dueña de la casa de altos sube rápidamente a la terraza, elige una maceta llena y la tira al patio del acomodador con esperanza de acercarle al perro.
Nunca acierta.
La mujer del acomodador sale al patio en camisón gritando que alguien bombardea su casa para robar mantecol de la heladera. A continuación llama a la policía.
La policía interroga a los vecinos tratando de averiguar quién fue el autor del hecho.
Cuando llegan a la casa de Elvira encuentran en su agenda telefónica la dirección del primo Lupertius. El nombre les parece sospechoso.
Entonces mandan un detective disfrazado de vendedor de libros ambulante a la casa de Lupertius, que -como dije- vive en Banfield.
El falso vendedor toca el timbre y se produce éste diálogo:
-Vengo a ofrecerle el segundo tomo de la Enciclopedia de la fauna y la flora australianas. Pero antes me gustaría que contestara a una breve encuesta. ¿Puede ser?
-¡Cómo no! Pregunte.
-¿Usted acostumbra arrojar macetas a los patios ajenos?
-No.
-¿Y a robar mantecol de madrugada?
-¡Tampoco! ¡¿Por quién me toma?!
-Entonces, chau.
El detective tacha a Lupertius de la lista de sospechosos y se va sin nada más que hacer.
Y todas las veces así.
Pero nuestro héroe queda muy enojado.
El episodio lo pone de un humor pésimo durante el resto del día. Por suerte, eso ocurre solamente los jueves.

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